HUELE A AZUFRE EL CASO DE JUAN ORTIZ CRESPO


Por Redacción de Radio El Faropr.com

Desde el mismo momento en que se inició la pesquisa y se levantó el pliego acusatorio contra el Gerente de Seguridad del Municipio de Carolina, Juan Ortiz Crespo, levantamos una bandera roja de como el ministerio público arrastraba los pies y exhibía un comportamiento con una laxitud sospechosa para dilatar el someter al ajusticiamiento a este delincuente con placa.

El sistema de justicia en este país, es cada día más vulnerable al germen de la corrupción entronizada y encopetada a su máxima expresión. Hay dos varas al momento de aplicar y administrar la justicia en este país, la de los ricos e influyentes políticos y la de los pobres de la clase humilde y en desventaja económica.
Como dice una canción. ¿Cuánto tienes . . . Cuánto vales?  Si nada tienes, nada vales. En este caso de Juan  Ortiz Crespo, donde sodomizó a la fuerza a una joven empleada civil de 23 años de edad, adscrita a la Policía Municipal, hay muchos baches que aclarar y que levantan muchas cortinas de humo e interrogantes de una manipulación de factores exógenos de manos siniestras que siempre han obrado en los Tribunales de este país.

Originalmente a Juan Ortiz Crespo, se le imputaban los delitos de agresión sexual utilizando para ello su arma de reglamento en unas instalaciones públicas, (El de las cámaras virtuales) las que utilizó en sus siniestros planes tal y como se presenta el perfil de un típico depredador sexual que es frio y calculador. Según las declaraciones juramentadas presentadas por la víctima de estos hechos a la Unidad de Delitos Sexuales de la Policía y la Fiscalía de Carolina, este la condujo hasta su oficina bajo treta y engaño para consumar esos abominables hechos. Esa empleada hasta el día de hoy se ha mantenido firme en sus declaraciones y de que en efecto hubo ese tipo de incidente de agresión sexual bajo amenaza. También la prueba científica y pericial que presentó el Instituto de Ciencias Forenses, lo ha evidenciado una prueba robusta y contundente, conforme a las pruebas de ADN de las muestras obtenidas de saliva bucal al imputado Ortiz Crespo. El solo hecho de haberse configurado el delito de agresión sexual que es un ultraje, cuando la víctima ha sido compelida a ese acto mediante el uso de la fuerza irresistible o amenaza grave de ocasionarle un inminente daño corporal incluyendo un peligro de muerte, es motivo suficiente para haber separado de empleo y sueldo a ese facineroso de marca mayor.     

Ahora de la noche a la mañana el ministerio público, ha alegado que no existían los suficientes elementos de una sodomía y desvió el pliego acusatorio hacia unos delitos  que solo se limitan a dos violaciones de ley.  Alega el ministerio público que no puede imputar el delito de sodomía porque ya el mismo no existe en el código civil. Es entonces el que optan por radicarle otros cargos distintos y de menor monta, abriendo una puerta para que se caigan por cualquier tecnicismo de esos que se sacan de la manga los abogados experimentados en ese buruleo. El primero de ellos es por un delito menos grave de una agresión sexual que le privaría a Juan Ortiz Crespo de proseguir en el servicio público y otro de una violación a la ley de Ética Gubernamental. El delito que aplica a la Ley de Ética Gubernamental es uno grave que se refiere a que el imputado Juan Ortiz Crespo, utilizó su oficina que es una propiedad pública para ganar ventaja y cometer esos hechos e hizo alardes de sus influencias indebidas para tomar decisiones sobre una empleada bajo su supervisión. Aquí se comprueba que en efecto el delito se cometió más allá de duda razonable, llámese sodomía y/o agresión sexual.

La interrogante en todo este caso es el haberle eliminado de la escena el uso de un arma de fuego, con la cual alega la víctima la coloco encima del escritorio con fuerza, que se escuchara, la retrilló  para intimidarla y para tener una relación no consentida y mediante el uso de la fuerza. Sabemos que detrás de la víctima hay terceras personas ejerciendo influencias y presiones para que la víctima cambie su testimonio. También esas terceras personas y fuerzas ocultas han hecho lo posible para distanciar e indisponer al abogado Manny Suarez que desde el mismo día de la agresión venia asesorando a la víctima, porque a él no lo quieren ver en el caso porque no les conviene a los abogados del imputado.  También sale a relucir  un nuevo extremo de que hay ahora otra declaración juramentada que la víctima prestó ante la Corporación del Fondo del Seguro del Estado, la cual no ha desfilado y no ha sido estipulada en el descubrimiento de prueba en el caso.

Este caso presenta los mismos síntomas que el caso de un famoso productor que dijo que no se había apropiado nunca de fondos públicos y sin embargo tuvo que restituirle a un Municipio más de $ 10,000.00 dólares cobrados indebidamente.  En lo que respecta a Juan Ortiz Crespo tiene la misma credibilidad que el ex senador Jorge De Castro Font, cuando cometió la herejía y juró por su madre que no se había robado un solo centavo. Juan Ortiz Crespo, tiene la misma credibilidad que pudiera tener Pablo Casellas,  en su parlamento cuando se dirigió al tribunal alegando que no había matado a su esposa y que era inocente. También goza de la misma credibilidad de los alcaldes Sol Luis Fontanez  Olivo de Barceloneta, cuando lloró con lágrimas de cocodrilo y montó todo aquel show mediático y luego se declaró culpable igualito que hizo Eduard Rivera Correa, ex alcalde de Rio Grande, en sus pataleos de que el tiempo le daría la razón, para luego tener que admitir los hechos y tener que declararse culpable en todos los cargos imputados.


Baldomero, abre el ojo y mucho ojo con el pillo que no nos vayan a dar pase con fichas, mire que en este país de cualquier malla sale un ratón. Vamos a estar pendientes a que sucede el día 8 de enero de 2015, en que ha sido pautada la continuación de este caso, que huele a azufre a más de doscientos metros de distancia.

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