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Mostrando las entradas de agosto 10, 2011

LA INGRATITUD DE UN HIJO

Por Servicios combinados de radioelfaropr.com Senores hasta donde tendremos que soportar la soberbia y las infulas de grandeza que el PRINCIPITO Jose C. Carlos Aponte Dalmau ha venido sosteniendo para alimentar su conducta y una actitud de un desmedido egolatra. He recibido infinidad de llamadas y mensajes de personas que me informan que la tarja de bronce que habia sido colocada durante la Administracion Municipal de Jose E. Aponte De La Torre en la verja de hormigon que bordea el Parque Julia de Burgos, frente a la Puerta de Carolina, ha sido removida. En su lugar se coloco otra tarja que lee Jose Carlos Aponte Dalmau, Alcalde y el nombre de su padre fue borrado e ignorado en lo que constituye un vil acto de la profanacion y atribucion ilegal de unas obras que todos los buenos Carolinenses sabemos fueron producto de los esfuerzos y las iniciativas de su padre. Oye Jose Carlos , que bajo has caido en el intento de tratar de borrar y erradicar de toda la faz de Carolina la me

LA DESPIADADA OLA CRIMINAL DE BORINQUEN

Por Jose Cheo Cruz “No existen cosas imposibles, sino hombres incapaces”. Es una frase que hace pensar porque cuando los seres humanos nos prometemos o nos comprometemos con ciertas obras, somos capaces de realizarlas, pero cuando alguien de entrada dice “no se puede”, allí ya terminó todo. De ahí que las cosas las hacemos imposibles nosotros en nombre de nuestras incapacidades. Hace tiempo también oí esta expresión de Francia: “Para un francés, la palabra imposible no existe”. Creo que esta frase pudiera decirlo cualquier pueblo y cualquier persona aqui en Puerto Rico Pedro Rossello institucionalizo su frase DE SE puede? !Si se puede!. Cuando nosotros tenemos la fe -y esa es una de las manifestaciones de la fe-, cuando uno cree que puede hacer las cosas que uno se siente capaz o que necesita ayuda de otros, entonces las cosas se hacen posibles y se ponen cerca de nuestras manos. La revolución mundial de género que afecta los valores hundiéndolos en el olvido, se queda muy cor