LA IPNORANCIA ES ATREVIDA
LA IPNORANCIA ES ATREVIDA
Por José Cheo Cruz
La palabra nepotismo procede del latín nepos. Los nepotes eran los sobrinos. La costumbre de la nobleza de aprovecharse del poder ostentado para facilitar cargos a parientes hizo que la palabra adquiriera una nueva significación. El nepotismo, desde entonces, es práctica irritante. El Gerente de “Servicio” del Municipio de Carolina Puerto Rico Víctor Pellot parece que no conoce el explicado origen del vocablo cuando se defiende diciendo que sólo tiene nombrado a su amiguito intimo en el municipio con un contrato de $5,000.00 mensuales y seis sobrinos postizos entre ellos Luis Reyes Director de Deportes quienes comparten con él en su apartamento nuevo de Luquillo y Coco Beach de Río Grande en jolgorios de fin de semana es una lista que tenemos reservada para publicación posterior ¿Y entonces? La verdad es que aquí en Carolina con José Carlos Aponte Dalmau la perversión moral desvirtuó el sentido de bien público. Si es público, puede ser un bien de cualquiera. Así empobrecemos, porque el erario se convierte en peculio.
Por José Cheo Cruz
La palabra nepotismo procede del latín nepos. Los nepotes eran los sobrinos. La costumbre de la nobleza de aprovecharse del poder ostentado para facilitar cargos a parientes hizo que la palabra adquiriera una nueva significación. El nepotismo, desde entonces, es práctica irritante. El Gerente de “Servicio” del Municipio de Carolina Puerto Rico Víctor Pellot parece que no conoce el explicado origen del vocablo cuando se defiende diciendo que sólo tiene nombrado a su amiguito intimo en el municipio con un contrato de $5,000.00 mensuales y seis sobrinos postizos entre ellos Luis Reyes Director de Deportes quienes comparten con él en su apartamento nuevo de Luquillo y Coco Beach de Río Grande en jolgorios de fin de semana es una lista que tenemos reservada para publicación posterior ¿Y entonces? La verdad es que aquí en Carolina con José Carlos Aponte Dalmau la perversión moral desvirtuó el sentido de bien público. Si es público, puede ser un bien de cualquiera. Así empobrecemos, porque el erario se convierte en peculio.
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